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Decía el famoso escritor y guionista francés René Goscinny que el rencor no es prueba de inteligencia. Una de dos: o Goscinny se equivocaba o los cerca de 4,5 millones de irlandeses son muy poco inteligentes. Sea como sea, este caprichoso deporte que es el balompié nos vuelve a brindar un Francia-Irlanda después de lo acontecido en aquella repesca del Mundial 2010.
Muy pocos lo recuerdan en España, pero lo cierto es que la imagen del gol de Gallas dio la vuelta al mundo. Pongamos al lector en contexto. Repesca para clasificarse para el Mundial de Sudáfrica. Anelka marca el único gol del partido de ida, disputado en Dublín. En Saint-Dennis, Robbie Kane desata la locura y fuerza la prórroga. Y ahí, en el tiempo extra, y sobre la bocina, William Gallas anota con la cabeza tras una bochornosa jugada de Henry con la mano. El que fuera jugador del Arsenal y del Barcelona no sólo tocó el balón con la mano, sino que se la acomodó con el brazo y recorrió algunos metros en línea de fondo de manera ilegal. Por muy increíble que pudiera parecer, el gol subió al marcador e Irlanda se quedó a las puertas de Mundial.
Tras el gol de Gallas se empezó a cuestionar todo lo relacionado con la limpieza del deporte rey. La honestidad de la FIFA y también de la UEFA, entonces presidida por el francés Platini. Las quejas, los recursos, todo lo interpuesto por la Federación Irlandesa fue en vano. Todo un escándalo sólo equiparado al de Gamar Al-Ghandour en el Corea-España de 2002.
Han pasado cerca de siete años después de lo sucedido en París, el incidente se ha ido olvidando en el tiempo hasta ahora. El agónico gol de Brady ante Italia certificó la clasificación de Irlanda para los octavos de final de esta Eurocopa confirmaba también que el rival sería Francia. Y otra vez en tierras galas. Desde luego, el morbo está más que asegurado para un partido declarado de alto riesgo.
Aunque desde un principio pueda parecer un enfrentamiento algo descompensado, la historia nos enseña que todos los Francia-Irlanda no se entienden sin su igualdad. Tanto es así que de las quince veces que se han enfrentado, los resultados que más se han repetido son el 1-1 y el 0-1. Seis enfrentamientos se los han llevado los galos, cuatro los irlandeses y hasta cinco empates. Casi todos los enfrentamientos se han producido en fases de clasificación para un Mundial, y este será el primer partido que organice la UEFA entre ambos conjuntos. Entre los resultados más insólitos, un 3-5 a favor de Francia en 1953 y un 3-2 para Irlanda en 1981.
Irlanda sabe que está en la parte más complicada del cuadro, con prácticamente todos los favoritos. Sabe también que su rival es la anfitriona y son conscientes de que tuvieron que sufrir para pasar como una de las mejores terceras. Eso sí, de los dieciséis equipos que quedan vivos en la competición, muy pocos pueden igualar en ilusión a los irlandeses. Francia es la favorita, pero por ello es también el equipo que más presión tiene, e Irlanda sabe que las dos victorias galas en esta Euro han llegado sobre la bocina. Una defensa ordenada, un único ataque efectivo y la machada se puede realizar. Y quién sabe, los fantasmas de la mano de Henry pueden desaparecer para siempre en Eire.
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